Análisis de Inversiones

El análisis financiero toma en cuenta dos elementos básicos: Histórico y proyecciones. Esto a razón de que se hace necesario conocer qué ha sucedido en el pasado para determinar cómo accionar, y en cierta medida, definir lo que habrá de suceder en el futuro. Dando pie a la elaboración de estrategias que logren hacer los ajustes necesarios para satisfacer las expectativas en la gestión financiera.

Por lo tanto, esta acción invita a evaluar el desempeño de la gestión del dinero y la toma de decisiones de cómo debe ser administrado.

En el caso específico de las inversiones, dicho estudio debe partir de dos factores primordiales: Factibilidad y rentabilidad. El primero describe la viabilidad del proyecto, mientras que el segundo la satisfacción de expectativas creadas ante una propuesta determinada.

En otras palabras, la factibilidad dice si es posible hacer la inversión, mientras que la rentabilidad hace tangible el objetivo por el cual se hizo la inversión: La generación de riqueza sobre la base de la satisfacción de una expectativa de retorno.

El análisis financiero de las inversiones busca responder dos grandes interrogantes: ¿Vale la pena hacerlo? Y ¿Cuáles alternativas existen en el mercado?

Las respuestas a estas preguntas determinan el enfoque del análisis; ya que definen las razones que mueven a la persona a capitalizar un proyecto y al mismo tiempo le da una panorámica de qué está sucediendo en el mercado y así parametrizar y ajustar las expectativas a satisfacer.

Esto quiere decir que si el mercado ofrece una media de rentabilidad de un 10% entonces, aspirar a un 35% puede estar fuera del alcance del proyecto y ser cuesta arriba a la hora de encontrar satisfacción.

En ese sentido existen dos herramientas que se pueden implementar para desarrollar el análisis de las inversiones. El primero toma como base el comportamiento histórico de la rentabilidad de dicho proyecto; y extrayendo de él el promedio y comparándolo con la media del mercado para el tipo de inversión que se está haciendo.

Mientras que el segundo es un poco más complejo. Ya que se debe manejar cierto nivel de experticia y tener acceso a informaciones que no necesariamente están al alcance de quien esté interesado(a) en invertir. Dicho proceso toma como base tres herramientas básicas:

VAN (Valor actual neto)
TIR (Tasa interna de retorno)
PR (Período de recuperación)

Estas tres herramientas presentan datos más exactos de cómo habrá de comportarse la inversión y qué esperar de ella. De manera que al contrastarse con las expectativas individuales se pueda tomar una decisión respecto de si emprender o no la capitalización.

Es importante resaltar que siempre debe existir un punto de comparación de inversión. Es decir, si se va a emprender en el mundo de las capitalizaciones entonces es necesario tener la información de cómo se comporta el mercado. Para ello se toman como referencia los instrumentos financieros comunes, como certificados de depósito o financieros, bolsa de valores, etc. De manera que se pueda tener un punto de referencia y con éste sopesar si vale la pena o no financiar dicho proyecto.

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